miércoles, 1 de abril de 2009

La Razón contra el Corazón

Así es, sin darnos cuenta, creemos tener todo bajo control y en muchas ocasiones ese amor que sentimos por las montañas es tan impetuoso que queremos conquistarlas sin reparar en condiciones, situaciones, sentimientos, en definitiva prioridades que tienen mucho más sentido en nuestra vida diaria que en una salida de fin de semana a lugares fantásticos.
Así fué como el pasado 19 de marzo después de 1.600 Km. de carretera, un anticiclón perfecto y unas condiciones ideales, bajo la atenta mirada desconfiada y soberbia de la Aiguille Noire, el miedo y un sentimiento inmenso de culpabilidad me hicieron, con las mismas, volverme para casa.
Así es, el hombre se deja llevar por el corazón e ignora a la razón.
El Mont Blanc seguro nos esperará y nos dejará surcar sus líneas blancas, y sin duda volveremos a medirnos en cuerpo y alma.
M. Ángel, lo siento, te he hecho soñar con rocas, hielo y frío, pero en el momento de enfrentarnos a nuestra pasión me retiré vencido por mi razón.
Volveremos amigo.